Teoría matemática de la información

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A partir de la década de 1940, la noción de información adquiere su condición de símbolo calculable. A finales de la Segunda Guerra Mundial, Claude Shannon (matemático, ingeniero y criptógrafo), y Warren Weaver (biólogo e informatólogo), ambos de origen norteamericano, proponen un esquema del sistema general de comunicación a fin de resolver el problema de “reproducir en un punto dado, de forma exacta o aproximada, un mensaje seleccionado en otro punto”. Desde aquel entonces, la teoría matemática de la información (también conocida como teoría matemática de la comunicación) ha tenido enorme aceptación como esquema general de interpretación del proceso de intercambio social de mensajes.

El modelo, de fácil comprensión, propone la existencia de una entidad (técnica), constituida como emisor o fuente emisora, que genera un mensaje. El mensaje, codificado y cargado de cantidades finitas de información, atraviesa un canal artificial al que accede una segunda entidad, devenido receptor o destinatario, que descodifica el contenido informacional.

El esquema, lógico, formal y lineal, se  concibe a partir del sistema telegráfico, que permite el envío de mensajes codificados de un punto a otro a lo largo de un conducto lineal prefijado. El sentido del análisis se orienta, entonces, a optimizar el tránsito eficaz del paquete de datos, que debe viajar en breves lapsos de tiempo sin pérdida cuantitativa de información. Se admite, en ese sendido, la existencia de perturbaciones aleatorias que reciben el nombre de ruidos, y que impiden el isomorfismo.

Aplicaciones sociales

Las entidades que emiten o reciben mensajes en el esquema de la teoría matemática de la información son, claramente, dispositivos técnicos y no sujetos humanos. Con todo, esto no impidió que, en su apropiación social, se haya aplicado el esquema para explicar la comunicación natural entre individuos. De acuerdo con diversos teóricos posteriores, sin embargo, su esquema lineal y mecanicista no tiene en cuenta el significado de los signos, ni el sentido asignado por el receptor o la intención del emisor. Por otro lado, sostienen, no considera la existencia de una retroalimentación o feedback.

Warren Weaver

El modelo de la teoría matemática de la información sigue vigente actualmente como esquema general de pensamiento en las Ciencias Sociales, y ha sido aplicado de forma general al funcionamiento de los vínculos sociales, que son por definición no mecánicos ni lineales, vale decir, se ha consolidado como una de las bases explicativas de los fenómenos de comunicación en el siglo XX y XXI, sin que se haya considerado plenamente la naturaleza compleja de las relaciones humanas. En este contexto, se ha instalado la idea de que la información (los paquetes cuantitativos de datos) es más importante que el contenido simbólico (la calidad del mensaje o su valor referencial), y, por extensión, más importante que la relación humana y que la significación atribuida por cada miembro de esa relación.

Fuente:

MATTELART, Armand. 2002. Historia de la sociedad de la información. Paidós: Buenos Aires.

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